Inmersos en esta grave crisis sanitaria global, nada será igual cuando recuperemos una cierta normalidad. El deporte profesional, igual que la mayoría de sectores empresariales y económicos, vivirá una transformación que se hubiera producido igualmente en la próxima década. La pandemia del covid-19 lo ha acelerado bruscamente y la adaptación a esta nueva realidad será tan disruptiva como compleja. Tradicionalmente hemos visto que las fuentes de ingresos de las principales ligas deportivas eran la venta de derechos televisivos y digitales, la comercialización de productos y servicios (patrocinio y publicidad), la venta de entradas y abonos de socios, los grandes eventos deportivos o todo lo que se mueve alrededor de las ligas y los partidos (“hospitality” VIP, palcos empresas, hoteles y restauración, servicios de transporte etcétera). Ahora las ligas deportivas profesionales buscan la analogía con las grandes compañías de entretenimiento (como Walt Disney, Netflix, Fox, Time Warner, Alphabet o Comcast Corporation), donde cada competición/club es como un canal diferente. Cada club, equipo o franquicia tiene su base de socios locales y fans globales, con una identidad y valores que los definen. Las competiciones y ligas profesionales crean sus calendarios (así como los canales tienen su propia programación) y buscan captar la máxima atención de sus seguidores, y crear productos para atraer a los que no lo son, igual que las audiovisuales quieren aumentar las audiencias y captar nuevos consumidores. La fórmula es simple: a más audiencia y calidad de contenido, más ingresos y consecuentemente, más valor. El covid-19 ha “congelado” todas las ligas mundiales (y la economía global). Cuando iniciemos el plan de reconstrucción, habrá que tener en cuenta otras vías de ingresos. Hasta ahora el valor global de los derechos de los medios deportivos está alrededor de los 55.000 millones de dólares y se tendrá que ser creativo para poderlos mantener e incrementar. Esta crisis obliga a explorar nuevas vías de ingresos que no tengan tanta dependencia de las audiovisuales clásicas (televisión analógica o las plataformas digitales o de streaming). Se introducirán diferentes modelos de monetización en vivo, ya que la tecnología lo permite. Por ejemplo, la compra de artículos en vivo mientras vemos la competición por televisión o tablet, desde merchandising hasta productos de los propios jugadores, entradas y sorteos. Juegos de azar en directo, interactuación entre los espectadores, chats, comentarios y valoraciones, como ya ocurre en las competiciones de los eSports o deportes electrónicos. Visualización desde diferentes ángulos de cámara o acceso en directo a estadísticas en tiempo real, o históricas. En este sentido, los clubes y las ligas deportivas de todo el mundo ya están creando sus propios equipos virtuales (que competirán en la red) y que generarán ingresos de un público diferente y mucho más joven. Los dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada serán las nuevas plataformas de publicidad, como en su día lo fueron las vallas rotativas, o las actuales de leds. Bajo mi punto de vista, el rol del socio, aficionado o fan también cambiará. Ya no se limitará a ser un seguidor pasivo, sino que querrá participar de alguna manera en las decisiones (de forma limitada, pero emocional) de los clubes, como opinar sobre las nuevas camisetas deportivas y equipamiento, o tener la oportunidad de “financiar” ciertos activos deportivos, mediante plataformas digitales de “tokenización”. Por ejemplo, colaborar en campañas de “crowdfunding” del propio club destinadas a la ampliación de los estadios, campañas solidarias o presupuestos para fichajes, a cambio de ciertos derechos futuros, a través de emisiones de “fichas” o tokens. Los poseedores de los tokens tendrán ventajas a la hora de acceder a los estadios, asientos VIP, descuentos, “meet&grets” con sus ídolos o participación en las plusvalías de la venta de jugadores. Las posibilidades son casi ilimitadas y permitirían que cualquier aficionado de cualquier parte del mundo pudiera sentirse vinculado a su club, un “engagement” real, a través de la tecnología blockchain (o cadena de bloques), cuya implantación está siendo imparable. De todas maneras, clubes, franquicias y ligas profesionales siguen investigando y perfeccionando nuevas fórmulas de ingresos como hasta ahora, como la NBA, con su contrato por valor de 24.000 millones de dólares, o la Premier League, cercana a los 12.000 millones por tres años, sabedores que la pandemia ya está teniendo un impacto muy negativo que afectará estos contratos, y en consecuencia, los nuevos presupuestos y los salarios de las estrellas deportivas.
Ferran Martinez
Former pro basketball player, entrepreneur & co-founder Globatalent